28.12.11

Diciembre de 2006

Capítulo 7: Una pausa

Me desperté en mi habitación, pero no pude despegarme de la cama hasta que pasaron las dos primeras horas. No dejaba de mirar el techo, como si en algún momento ella apareciera colgada del ventilador.
Se me hacía tarde, debía ir a la radio a presentar mi libro, a hablar sobre otra de las cosas que importan a todos, menos a mí. Salgo y paro un taxi, ya llevaba bastante demora..
- ¿Se puede apurar por favor? Estoy llegando un poco tarde.
- Hubiese salido antes.
¡Qué mala suerte la mía! me tocó, lamentablemente, otro de esos taxistas que odian su trabajo y se desquitan con la gente. Ya estaba por llegar a la radio. Mi cara se estaba tornando gris. Apenas habían pasado unas horas, y ya la estaba extrañando.
Cuando entré, la recepcionista me reconoció instantáneamente, aunque juraba nunca haber visto su cara antes. Me llevaron a una habitación muy pequeña, que tenía un sillón, y unos parlantes en la pared, donde sonaba la transmisión en vivo de la radio. Apenas me siento, una persona entra por la puerta. Entró, sí, pero no sin antes demoler la puerta con su apuro, y darme el susto de mi vida. No tuve tiempo ni de verle la cara, sólo vi que llevaba unos auriculares enormes y una carpeta.
- ¡Apurate! En dos minutos salís al aire, ¡vení, vení! -me agarra del brazo-.
- Esperá, nunca estuve en una radio, ¿qué tengo que decir?
El chico bufó ligeramente, y se detuvo, como tratando de que no me diera cuenta. Apenas terminé de ver la larga expresión de su rostro, ya se las había arreglado para meterme de prepo al estudio principal. Me susurran que me siente en el lugar más alejado de la mesa, y me ponen unos auriculares enormes, como los que llevaba el chico.
- Estamos con Mariano Bonetto, un prestigioso escritor que ya todos conocemos. Hoy nos va a presentar su nueva novela, que va camino a la fama, y al puesto número uno del ranking de ventas nacional. Contanos, Mariano, contanos un poco.
Era como meterme dentro de mi equipo de música, ellos hablaban muy sistemáticamente, parecía que todos los diálogos ya estuvieran hechos. Por supuesto, yo estaba nervioso y no sabía bien por dónde empezar.
- Les cuento. Es una nueva novela, no muy diferente de las anteriores, prefiero ser siempre fiel al estilo que me caracteriza...
En fin, lo mismo de siempre, no me sentía cómodo y traté de hacerlo con el menor dolor posible. Apenas me dieron la libertad, salí de la radio a paso muy acelerado, quería alejarme de ese lugar antes de que me siguieran haciendo preguntas.
Esperando tener mejor suerte, me subí a otro taxi, pero no al hotel. Le pedí al chofer que me lleve a algún museo, tenía ganas de disfrutar mi mañana. Podría haber elegido un parque, sí, pero no me gusta el sol fuerte.

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